El Mundo Surreal lleno de hipocresías, contradicciones, parcialidad y dobles varas de políticos, artistas y medios de comunicación y entretenimiento


El diccionario nos define la palabra surreal como algo extraño, absurdo, fuera de lo común, que no corresponde a la realidad. Esta semana hemos sido testigos de tantos episodios que se acercan a lo surreal. Hemos visto y escuchado a moderadores de debates fungiendo como estrellas, con conflictos de intereses insalvables, ante una prensa muda, sorda y ciega,  la utilización chocante y vergonzosa de menores de edad en medio de controversias entre partes, traperos que objetualizan la imagen de la mujer y la presentan como instrumentos sexuales a través de sus líricas llamando al boicot de programas por su contenido y el mismo grupo de siempre de medios, artistas y periodistas uniéndose para censurar y sacar del aire programas de TV con  cuyo contenido están en desacuerdo.  Bien surreal.

En lo único en que podemos estar de acuerdo con muchos es en el señalamiento de que la presentación de la foto de una menor de edad, en una pose que una inmensa mayoría la ha catalogado de denigrante y ofensiva, es algo que no debe de tolerarse en ningún medio de comunicación. Los niños y la familia inmediata de los candidatos, especialmente cuando son menores de edad no deben ser utilizados en forma alguna en ningún medio de comunicación. Eso es enteramente repudiable.  Creo que el Sr. Kobbo Sanfarosa le debe ofrecer una disculpa pública al país y debería de hacer un compromiso de que eso jamas volverá a ocurrir en su programa, ni en ningún otro programa, ni en cualquier medio.

En los 80´s nuestra organización organizó dos o tres boicots cuyo objetivo principal en la mayoría de estos fue el que programas bajarán el tono ofensivo, particularmente en lo que se refería a la mujer y a su objetualizacion sexual. Además señalamos a programas en donde se hacía burla y mofa hacia elementos religiosos, que caían en estigmatizar a grupos en específico. Curiosamente siempre tuvimos de frente como adversarios a una buena parte de los medios, a periodistas y a artistas que levantaban la bandera de la libertad de expresión y que condenaban vehementemente cualquier tipo censura, y que veían como bueno y divertido lo que nosotros señalábamos como censurable.

Pero los tiempos cambian y ahora vemos como artistas, periodistas y algunos medios se unen para que programas sean sacados del aire. ¿Qué ha cambiado desde aquellos tiempos al día de hoy? Que hoy vivimos en un mundo de contradicciones, hipocresías, dobles varas y persecución selectiva.

Lo inverosímil es que salga un rapero cuyas canciones incluyen letras igualmente ofensivas y legalmente obscenas, haciendo declaraciones de retirar sus “canciones” de las empresas en donde trabaja el manejador de La Comay, el Sr. Antulio Santarosa, en lo que podría representar un llamado al boicot o una presión sobre el medio.  Nos preguntamos, ¿con qué moral se puede censurar algo, cuando el que señala está haciendo exactamente lo mismo y aún peor, porque le está contaminando la mente a miles de menores de edad?

Como organización en el pasado tuvimos choques con el personaje de La Comay desde que estaba en WAPA-TV y luego en Telemundo con otro nombre. Siempre hemos estado en récord público  denunciando la mofa pública de personas o la exposición morbosa de intimidades de artistas, porque sabemos que eso le ha traído dolor y pesar a muchos de estos, pero en este tipo de debate público que se está discutiendo hoy, todos los ángulos de la controversia tienen que ser considerados y adjudicados con propiedad y verdadera justicia.

Una buena parte de toda esta polémica (excluyendo la presentación de la foto de la menor, donde todos estamos claros) está íntimamente relacionado con el mundo de la política y del activismo sexual de grupúsculos. Hay sectores que no perdonan el que le señalen cosas a sus candidatos, ni a sus partidos. Y hay movimiento de activistas sexuales que piensan que han llegado a un nivel de poder en el país que les permite sacar del aire a cualquier persona que difiera de ellos o que no se doblegue ante sus demandas. Si artistas, medios y periodistas pueden sacar a La Comay del aire porque no están de acuerdo con sus opiniones, esos mismos artistas, medios y periodistas lo pueden hacer con cualquiera otra persona de medios o que tenga un programa con el que discrepen. Eso es peligroso para la democracia, porque está fundamentado en un doble discurso.

Posiblemente Bad Bunny piense que es invulnerable porque no depende de la promoción de los medios convencionales para subsistir como artista, como si depende de los medios digitales en donde están la mayoría de sus clientes, los jóvenes. Debería de repensar sus líricas y comenzar a limpiarlas y debería de entender que en menos de 10 años, ya la estrella no será el, y si otros que vendrán luego como pasa regularmente en esa industria de la música. Que el legado que pueda dejar dentro de su género, sea el que puso el oído en tierra y maduro como para que su producto pueda ser consumido por una audiencia más amplia, sin necesidad de tener que recurrir a la explotación sexual y a la objetualizacion de la mujer.

Finalmente debemos permitir que lo que queda de campaña política pueda darse en un clima de respeto, igualdad y de verdadera tolerancia.

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12 de octubre de 2020

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